Crítica de restaurantes. La Caperucita y el Lobo, en Valparaíso: ante todo, el sabor
Sorteando escaleras maltrechas y tras un pasillo empinado de gris y grietas, finalmente el patio y el comedor panorámico de Caperucita y el Lobo, muestra trozos de un Valparaíso que, al fin y al cabo, sigue coqueto. Pese a los años, al descascaro, al cliché porteño, se las arregla para llamar la atención.