¿Vienes de jugar al fútbol o has pedaleado 20 kilómetros y mueres por una cervecita fría? No se diga más. Te contamos por qué debieras tomar una buena botella después del ejercicio.
Por Paula Silva Díaz*
Muchos estudios científicos respaldan lo que te digo. La Universidad de Granada y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), las universidades de Harvard y de California, el King’s College of Londres, revista European Journal of Epidemiology… en fin, son algunas de las instituciones que aseguran que el consumo moderado de cerveza beneficia, post entrenamiento, la rehidratación y evita dolores musculares tras la práctica deportiva. También contribuye a mantener niveles más altos de glucosa plasmática y atenuar las respuestas hormonales de estrés.
Así nomás.
Pero, ¿y que cervezas? Aquellas bajas en alcohol (menos de 5°alc. aprox.) entre las que puedes encontrar las ligeras Radlers, de origen alemán -con adición de jugos cítricos. Marcas como Schöfferhofer, Oettinger, Paulaner y Cristal, disponibles el supermercados y más allá. O bien frutales como la belga Kriek Max o, aparte, la Ale Kross Out, primera cerveza baja en calorías y alcohol del segmento craft. Y por supuesto, todas las del segmento sin alcohol.
¿Qué hacen estas chelitas por nuestro cuerpo?
- El contenido de agua y de maltodextrinas que, en nutrición deportiva, facilitan una adecuada hidratación.
- Contienen electrolitos como el potasio y el sodio, que se pierden a través del sudor durante el ejercicio. Además. Otros minerales como el calcio, fosfato, magnesio, selenio y flúor.
- Contiene antioxidantes en porcentaje mayor al vino. Entre ellos los polifenoles, con mayor absorción en nuestro organismo, que ayudan a reducir el estrés oxidativo causado por el ejercicio intenso.
- Algunos estudios sugieren que los aminoácidos presentes en la cerveza ayudan en la recuperación muscular después del ejercicio evitando dolores. La fatiga muscular después del ejercicio se asocia con altas concentraciones de ácido láctico. Beber cerveza aportará minerales y electrolitos que “lavarán” este ácido, recuperando al músculo.
- Algunos estudios han demostrado que los flavonoides presentes en la cerveza pueden mejorar la función vascular y la circulación.
- Beber cerveza de forma moderada se asocia a un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares.
- Algunos componentes de la cerveza, como los polifenoles, tienen propiedades antiinflamatorias.
Nada de esto es broma. Si no, pregúntenle al equipo olímpico alemán que llevaó 3.500 litros de cerveza para recuperar a sus deportistas en los Juegos de Invierno de Pyeongchang (Corea del Sur) donde alcanzaron el 2° lugar con 31 medallas. O esa selección germana que se fue cargadita de la bebida al mundial de Brasil 2014. Y miren cómo les fue.
Si, pero… la cerveza engorda. Este es otro mito. Muchos deportistas piensan que por su elevado nivel calórico se eliminar de la dieta. Ojo, que 100 cc. de vino tiene en promedio 78 calorías, la misma medida de espumante alcanza 65 y las cervecitas (de hasta 6 grados) 45. Sólo queda sumar. Y disfrutar.
Dónde comprarlas:
www.jumbo.cl, www.kross.cl, www.tienda.pacificinvestments.cl o www.cervezasdelmundo.cl
* Beersommelier Doemens, Anfitriona Cicerone, Beer Expert Instituto Science of Beer y creadora de Catas Colaborativas 2015.