Parrilladas bailables, la fiesta sigue

Desde antes de la crisis pandémico-social estaban transitando el camino para llegar convertirse en el recuerdo de fiestas de otros tiempos. De a poco los cambios de hábitos a la hora de salir y divertirse fuera, el progresivo aislamiento y la fragmentación social, se convirtieron en el hándicap por superar para una manera de comer y gozar de espíritu comunitario por dónde se le mire. La presión inmobiliaria también ha hecho lo suyo.

¿Quién podría abrir una parrillada bailable hoy en el centro de Santiago más allá de quienes todavía se aventuran a sostener el formato? Difícil hacerse de un espacio para por lo menos unas 200 personas, con orquesta, grupo folclórico, animador, uno que otro humorista o personaje similar; una cartelera que haga juego con una cocina bien alejada de la vanguardia gastronómica de estos tiempos -y de los anteriores-, basada en rumas de carne de vacuno, de pollo, de chancho con sus respectivos interiores, crepitando abundantes sobre parrillitas de fierro calentadas a pura brasa.

Pasó la crisis sanitaria, acaso la prueba de sobrevivencia más intensa en toda la historia de la cocina pública mundial, y siguen allí, acompañando con chilenidad urbana a los santiaguinos (y también más allá) por ya 45 años. La fecha es clara: 1978 fue el año donde se terminaron nada menos que cinco años de toque de queda impuesto por la dictadura tras el golpe, permitiendo que nacieran sitios como Los Adobes de Argomedo, además de ocurrir una de las tantas reinvenciones de Los Buenos Muchachos, que pasó de chanchería al epicentro del comer-bailar-gozar de la capital.

El formato consiguió sobrevivir como lo hacen las creaciones nacidas desde la necesidad popular. Sigue siendo el puntal de la fiesta para multitudes. Por eso rescatamos este video realizado en 2019 por el periodista Juan Carlos Alarcón para Televisión Nacional en coproducción con Viaje al Sabor, que ese año había publicado en el libro homónimo un capítulo llamado “Parrilladas Bailables, la fiesta sigue”.

Y sí, se mantiene.

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