El (casi) pop up del beber independiente

Un puñado de clientes se arremolinan frente a una barra marmolada, minimal, que deja ver del otro lado a la sommelier mientras reparte copas y explicaciones, tan sutiles como las sensaciones de un Arcana semillón 2020, frescas en boca y complejas a nariz de Itata. Enfrente de ella y detrás de quienes levantan copas reconcentrados o simplemente curiosos, el maestro pizzero se afana en un trabajo que, tras la espera rigor de horas por una masa reposada, sólo le toma unos minutitos modelar y hornear pizzas bajo el canon italiano. Aliar masas y vino es algo usual, a no ser que te llames Wine Rebels y Gabilondo, quienes protagonizan desde hace algunas semanas las tardes de barrio Lastarria.

Es una alianza que recién comienza, con cierta aura experimental y por lo mismo novedosa para el negocio de los vinos de nicho aliados a la comida en sala. Una sommelier -Nadia Parra, historiadora del arte, presidenta de la Asociación de Mujeres del vino- y un enólogo devenido a panadero y además, pizzero -José María Gallegos Gabilondo-, asociados bajo un formato con harto de sentido común en el fondo: Ella administra una barra acotada de etiquetas especiales, de pequeños productores que poco se ven dentro del circuito nacional de vinos, mientras que él pone el ambiente de líneas modernas, una oferta de pizzas, pastas y algunos arrestos vegetales al plato.

Se trata de una suma singular, casi pop up por su formato flexible, donde la idea es que “la gente pueda venir a conversar un par de copas como la previa del cine o el teatro -anuncian un convenio con el vecino Teatro Ictus- y que se transforme en una costumbre”, dice Parra, esperando que sea, de verdad, como los bares de vinos europeos. Ambos lo buscan, apelando a sus años estudiantiles en Europa -ella en Francia, él en Italia- países donde por cierto el vino marca la pauta de formas infinitamente superiores respecto de este país y sus impuestos agregados.

De que hay un poco de utopía, la hay. Pero es un condimento para las intenciones de Wine Rebel, que por lo demás se nombra en inglés por sus arrestos punketas respecto del resto del mercado, además pensando en el turista que poco a poco vuelve a pisar el barrio. La selección cuenta con precios realmente competitivos respecto de su origen y prestancia en la copa, consonantes con el comercio justo. Exponentes por copa desde los $ 3.500 pesos y botellas desde $ 8.500, exhibiendo etiquetas como Viña María Isabel, Ribera Huenchullami, Cooperativa Loncomilla, Boca Seca Wines, Massoc Freres, mostrar proyectos como Almaule, VIGNO, Viña Gillmore, Erasmo, entre otras. La selección será móvil según las temporadas y las existencias de los pequeños productores. Y por supuesto están más que abiertos a lanzamientos, charlas, cenas y catas y nuevas etiquetas del mundo de las mipymes del vino.

Otrosí: el público que a menudo aparece por Gabilondo es joven, muchas veces sub 30; un segmento esquivo para el mercado del vino y una oportunidad para dar a conocer lo bueno del under viñatero para otras generaciones.

“Este bar en mi pizzería congrega los elementos de la viticultura y la enología que han sido mi pasión desde joven. Hoy me siento motivado a retomar esta pasión y llevarla a cabo junto a Nadia gracias a su amplia experiencia y trayectoria en la industria y en los medios del vino”, sostiene José María. “Queremos a su vez calidad y que la experiencia de beber vinos no se disocie de su territorio, ni de su relato. Que sea memorable para quienes quieren descubrir vinos que no podrán encontrar en cualquier lugar”, expresa Nadia, quien además fue la encargada de vinos de ProChile durante varios años y gestora en esos tiempos del libro Guía de Vinos de Nicho. Experiencia hay bajo un nuevo formato.

Merced 346, Local H (patio interior), Barrio Lastarria, Santiago Centro.
De jueves a sábados de 17:00 a 22:00 horas.
@winerebelsbar
@gabilondo.pizzeria

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