Los ecos de Regina Testa Arueste resuenan hoy dentro de unos pocos centenares de estilizadas botellas. Se trata de una serie de mensajes, que décadas más tarde aparecen como un compendio de sabores parte de un linaje venido desde Europa del Este. Hablan sobre una tradición colectiva de destilados y licores. No por nada allá en esa parte del mundo son campeones en producción y calidad de ciruelas y otros tantos productos frutales que cuelgan de los árboles y con un centro de duros carozos.
Traer aquel saber a tierras nacionales, a escala artesana, es lo que caracteriza a Vishniak Z., el licor de guindas ácidas que con paciencia afincada en el Maule, se destapa como uno de los buenos aportes etílicos de la temporada.
Regina nació en Temuco, su madre vino a Chile desde Monastir, hoy Macedonia del Norte, más o menos hace un siglo. Lo primero que conservó fue la herencia licorosa familiar -que en polaco significa guinda- pasándola a su hija Sara quien luego la traspasó a Andrea León, la nieta. Ella junto a Jorge Zincker, su esposo, desde Talca se lanzaron a replicar este sabor de clan, que consta de tres elementos: guindas ácidas, alcohol y azúcar. La base frutal viene desde dos sitios alejados del Maule: San Vicente de Tagua Tagua por el norte (variedad Schatenmorelle) y desde la más lluviosa Valdivia por el sur (variedad Prunus cerusus). El alcohol es de grano, neutro, el mismo que se ocupa para las destilaciones de productos como el gin.

Ahí marca un contrapunto diferenciador del tradicional enguindado -o enguindao- que se vierte por toda la zona centro sur chilena. Al ser de aguardiente de uva o de orujo, en el fondo es una mezcla de un destilado frutoso macerando a otro producto similar. Y por supuesto, con un nivel alcohólico muy superior. A esos matices se le une un toque dulce considerable y tras ocho meses de maceración logra un brebaje de apenas 16 grados, gracias a las habilidades de Zincker. Él, además de emprendedor tiene sus años en la industria vitivinícola: es subgerente de Operaciones del Centro de Investigación e Innovación de Concha y Toro en Pencahue.
Junto a su pareja y con la receta afinada, consiguieron en 2021 financiamiento vía Fondos Semilla Emprende de Sercotec, creando una primera partida de apenas 450 unidades para escalar a unas 700 la temporada 2024. Todavía un nanoemprendimiento armado con paciencia y que guarda bastante potencial, a juzgar por su prestancia. Aparte de un empaque atractivo y que puede pararse en cualquier bar o en cualquier casa, luce límpido, brillante a la vista ¿A qué huele y sabe? El aroma es amplio a guinda pacientemente macerada, con un toque de dulzor evidente y que anticipa una boca potente en ese mismo sentido pero bien conectada a la fruta; con el alcohol presente como un conductor que le aporta el nervio necesario a una textura sedosa y un final de larga recordación.
Aparte de beberlo solo, quizá con algo de hielo para domar el dulzor, tiene todo el campo del mundo para avanzar en ambiente coctelero. Desde lo sencillo pide a gritos meterse dentro de un kir royal; desde lo complejo de seguro llenará el gusto de cualquier bartender con imaginación desarrollada.
La botella de 750 cc. tiene un valor de $33.500 más el costo de despacho dependiendo de la comuna de Santiago. A regiones los envíos son por pagar. Más datos vía Instagram @leon.zincker