Bien vale ser diferente (a propósito de las fiestas gastronómicas de verano)

Carlos Reyes M.
Publicado en El Llanquihue, martes 31 de enero de 2023

 

¿Cuál es la razón de ser de las fiestas populares? Por estos días el calendario se salpica de eventos que se superponen -e inevitablemente compiten- con el fin de aprovechar el sol veraniego. Se trata de agasajos tanto para la comunidad circundante como para los miles de visitantes que, por fin, retornan a la región tras las pausas pandémicas. Se trata de hitos que buscan convocar y llamar la atención, repitiendo año tras año un singular mantra de comidas populares con sello sureño: asados corderiles, uno que otro curanto, empanadas a raudales, quizá algunas cazuelitas y muchas comilonas que buscan ser “las más grandes del mundo”, y marcarse sin pena ni gloria en un inefable libro de récords. Todo matizado por decenas de artistas -no siempre regionales- que confirman a los municipios como el principal empleador del ambiente musical chileno… absorbiendo gran parte de sus presupuestos culturales para el resto del año.

Nada mal con las fiestas, necesarias como breve revulsivo de lo cotidiano. Salvo por esa uniformidad alienante desde que el formato de “fiesta costumbrista” comenzara su camino en Castro allá por el lejano 1979. Solo algunos detalles, sobre todo presupuestarios, diferencian el trabajo repetitivo de municipios y comunidades, teniendo enfrente muchísimas posibilidades de crecer en diversidad temática, para beneficio de locales y visitantes.

Por eso, por esa voluntad de ir más allá, vale destacar el trabajo de restaurante Cirus Bar, clásico comedor instalado desde 1962 en el también tradicional Barrio Puerto de Puerto Montt. Este fin de semana nuevamente impulsan el Festival de la Prieta, donde se exalta el valor de un producto entrañable, tan popular como distintivo: no hay otra zona en Chile donde se rellenen tanto con sangre como vegetales como repollos o acelgas. Es un producto único. Aquel bocadillo, artesanos de nivel, música local diversa y una singular carrera de garzones, esperan al visitante como una manera de exaltar las bondades de su comunidad.

Una buena manera de diferenciarse y a la vez, aportar una deliciosa y distintiva mirada de ser puertomontino.

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