Por Carlos Reyes M.
Publicado en revista LA CAV, noviembre de 2022.
500 referencias de vinos en un solo lugar. En Chile aquello suena -lamentablemente- extraño, más si se trata de un sitio fuera de la capital, alejado de ciertos radares culinarios, por mucho que El Cachalote sea el restaurante ancla del más cercano condominio Santa Augusta, en Quintay. Solo por eso merece una mirada, una visita, a un espacio que estéticamente recuerda esos años ’90 con mirada de jaguar latino. Una sede de club de campo amplia, luminosa, con una previa de ilustres equipos de sonido de colección, aparte de un mostrador con una lista considerable de quesos y sobre todo, charcutería para llevar.
Es la gran experticia de su concesionario, Francisco Klimscha, reconocido en esas lides por más de dos décadas. Allí y en la mesa, aprovecha de desplegar aquella virtud, dentro de una carta más bien enredada: de partida existen tres tipos de mini platos que van desde los $ 3.500 a los $ 5.500. Es en aquel segmento donde brillan, por ejemplo, lonjas de queso de cabeza, la prieta más rellena de nueces disponible a kilómetros a la redonda, revueltos de setas con huevo o salame napolitano perfumado y de aliño preciso. Hay oficio y calidad en aquellos entremeses.
Desde aquel segmento el vino se despliega. La lista realmente impresiona: cepas chilenas por cierto, con verticales de diversa índole, algunas etiquetas descontinuadas, sumado a diversos ejemplares extranjeros, con estilos variopintos -desde espumantes a vinos dulces- que parten desde los $ 5.000 (¡sí!) con un recargo por servicio de $ 6.000 parejo para toda etiqueta. Así un Errázuriz Max Reserva GSM 2014 puede colarse como una sorpresa mediterránea, entre otras tantas puestas a la copa. El servicio, fuera de temporada, es por sus propios concesionarios y aporta ganas con buenos datos respecto de cada vino. Menos parlanchín, tanto mejor.
Luego, la carta sigue con un segmento de pastas ($ 8.800), otro de pizzas (desde $ 7.800), también de carnes a la parrilla de vacuno y cerdo ahumado pesadas al kilo ($ 38.000), media langosta $ 42.000) y de platos del día ($ 13.800). Acá hubo algunas turbulencias: el centro de la Vidriola de Juan Fernández estuvo frío, mientas que la rusticidad del puré (rústico, decía la carta), no le hizo justicia al delicadísimo y delicioso costillar de chancho ahumado y asado que se le puso encima. En los postres, vale la pena revisar conceptos porque aire casero hubo -y se agradece- pero eso puede mejorar bastante pensando en una temporada estival que se viene: que se avisora llena de ruidos de copas y conversaciones en torno al vino, con estética retro y grato aire marino.
Dirección: Condominio Santa Augusta s/n, Quintay, Casablanca.
Teléfono: +56 9 3075 4600.
Horario: viernes de 18.30 a 21.00. Sábados de 12.00 a 15.00 y de 19.00 a 21.00. Domingos de 12.00 a 15.30 horas. Se requiere reserva con anticipación para el ingreso al condominio.
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