Crítica de restaurante. Club de Pedro y Fabiola: honestidad marina (que necesita mejor vino)

Carlos Reyes M.
Publicado en revista LA CAV, marzo 2022.

No se puede hablar de picada si cuentan con dos pisos tan cómodos como vidriados, más un subterráneo donde cabe un buen puñado de autos. Pero aún posee, al menos para sus parroquianos, ese aire caletero expresado en el tono bonachón de sus garzones, que gozan rellenando a discreción pisco sour ($ 2.990) chilenazo y bien dulce. Lo cierto es que El Club de Pedro y Fabiola creció a la par de su éxito como restaurante marino, dando sin dudas, un paso más allá respecto de sus colegas de Concón Sur, parte de esa “Capital Gastronómica de Chile” con la que alguna vez deliró un alcalde local.

Evolucionó sin perder su mirada culinaria tradicional. Aparte de una lista de arroces y otras menudencias, el mar es el anfitrión mediante una carta larga -parte del canon de lo tradicional- donde chupes, frituras, cremosidades varias, se suceden con bastante éxito. De entrada Cebiche mixto ($ 12.990) con cebolla morada en pluma fina, sazón alimonada sin exceso, salmón, reineta y langostinos de esos que le sacan kilómetros de ventaja a cualquier colita ecuatoriana. En el caso de los Ostiones al pil pil ($ 12.990) fue el caldo mucho más protagonista y sustancioso que el marisco; aunque promediando, funcionó.

Hubo sonrisas en los fondos. Un Chupe de mariscos ($ 12.590) bien untuoso y generoso en langostinos y trocitos de locos, se coronó de un gratín delgado y de protagonismo justo. En el caso de los pescados, aparte de las clásicas versiones de salsas de alcaparra, a la margarita o mantequilla negra, el Congrio Sinatra ($ 16.990) resulta un estelar. Primero es una mezcla solo para ese pescado; y luego a la típica suma de espinacas con poca crema (¡bien!) se le suman pequeñas ostras que añaden garbo goloso y diverso. Tanto, como las grandes lonjas de papas frito-horneadas que le acompañaron.

Para el final una Torta de hojarasca ($ 3.990) crocante de fresca, corrobora que existe una voluntad por hacer las cosas bien, desde lo tradicional, cosa que rinde frutos deliciosos a la hora de comer con el mar conconino sonando de fondo.

De los vinos: es curioso que su carta se divida según las distribuidoras con las que trabajan, sumando chispazos de diversidad y valles locales. No vendría mal ordenar mejor la lista y capacitar al servicio respecto de sus bondades. Ahora, tener una sola versión por copa (“blanco y tinto, jefe”) de una línea masiva, de esas puestas bien abajo en la góndola del supermercado, y que valga ¡$ 3.790! ay que duele. Tremendo hándicap que merece una profunda reflexión.

 

Dirección: Los Pescadores 41, Concón.
Teléfono: 32 317 6472 y +56 9 9023 2847.

RRSS: Donde Pedro y Fabiola

 

 

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