Publicado en revista LA CAV, abril 2021.
Hay entusiasmo, ganas de moverse rápido en ese comedor con vista a Playa Amarilla que responde al nombre Winecaina. Una jefa de sala, joven, enérgica, dirige un equipo afinado en eso del protocolo de acceso. También al servir, en general, como también para disculpar una mesa pensada para dos, pero asignada para tres personas. Fue un punto de inflexión, el inicio de una retahíla de detalles y detalles que rebajaron su afán de protagonismo. Porque la propuesta atrae: un comedor a la peruana con una carta de vinos muy por sobre la media, respecto de sus vecinos de la “Capital Gastronómica de Chile”, como suele alardear desde el municipio conconino. Una fake news por cierto.
Son astutos al plantear una carta con poco producto marino, tomando en cuenta de que, pesca del día (sin congelar), frente al mar, solo había reineta. Bastó de todos modos para un Cebiche clásico a la peruana ($ 10.900) con el frescor y marinada justa. Buen comienzo. Ya es cosa de gustos lo del Mihao de camarones ($ 10.900) que es un preparado de papa, cebollín, ají amarillo y salsa de naranja, sobre camarones crocantes al panko y sésamo. Para el que gusta de lo colorinche, crocante (aunque de carne más bien seca) y tonos bien dulces en sabor, vaya y pase.
De lo bueno bueno: Pulpo anticuchero ($ 14.900) con la intensidad de la salsa al ají, con papas rústicas doraditas y compenetradas con el jugo, sumado al contraste vegetal de la salsa de cebolla, la “zarza”. De lo más o menos: una Corvina ($ 15.900) en costra de papas nativas, a punto en su carne, sabrosa en su cobertura y respetuosa del gusto fino de ese pescado, pero con unos panzotti rellenos de espinacas, nuez y salsa tres quesos perdidos en una crema que, en realidad, no se justifica. De lo olvidable: Jabalí braseado ($ 17.900), sencillamente porque no lo brasearon. Llegó apenas marcado, blue. Eso puede resultar en un filete de vacuno pero no en uno de animal salvaje, lleno de correosas intenciones. El cierre con una correcta porción de Pera al vino ($ 4.500), equilibrada en su dulzor y textura suave, da cuenta más de errores del momento que de fondo culinario. Yerros que cuentan de todos modos, atendiendo el hecho de que a todos nos cuesta salir en estos tiempos. Y porque el local y su entorno ameritan una buena experiencia.
De los vinos: hay esmero en la carta, tanto en la cantidad de etiquetas, precios (una botella de Miguel Torres Estelado por $ 16.000) y vocación de servicio, más allá de detalles como servir la copa de espumante “con barandas” y hacerlo junto con el aperitivo. A propósito, buena y variada coctelería, casi siempre basada en vino. Ejemplo: Winecaina spritz ($ 5.900) espumante Brut con licor de Sauco, macerado de manzana y naranja.
Dirección: Av. Borgoño 22900, Concón. Teléfono: 232697138