CRÍTICA DE RESTAURANTE. Fellini, en Viña del Mar: no más que pasta

Foto: Gonzalo Brusco

Publicado en revista LA CAV, enero 2021.

Se comprenden los saltos nerviosos de los restaurantes nacionales: no vaya a ser que retorne el encierro y todo vuelva a marzo de 2020. Bajo ese contexto entiende el repliegue de ideas, pero también es posible que las cosas se hagan mejor pese a lo adverso del ambiente. En Fellini existen asomos de una calidad que los ha mantenido a flote en estos momentos, aunque solo sean eso: indicios.

Las 12 capas de fina masa, delicada, ligeramente elástica, se dejan ver separadas por un relleno de mozarella, salsa de espinaca, blanca y napolitana. Es la Lasagna Fellini ($ 11.000 y $ 12.000 con salsa de frutos del mar) que demuestra una experticia de pastificcio como pocas en Viña del Mar. Da gusto disfrutar de bocados delicados en textura y amables de sazón. Una degustación que da pie para pensar en una derivada de pastas -19 en total- de similar calidad.

El tema es que hasta ahí llega la propuesta refinada, que vale la pena pagar y que nos recuerda que este sitio es un enclave del viejo Viña, ese aspirante a gran balneario latinoamericano. Lo demás se diluye en una propuesta donde los tragos ganan por lejos a los vinos; donde los picoteos y la relación precio-cantidad devora cualquier distinción. A falta de entrantes, un Carpaccio de salmón ahumado ($ 7.000) no era más que lonjas gruesas y secas -algo de salsa pudo haber dado el tono acompañadas de queso y alcaparras que pululaban huérfanas en el plato. La porción de papas Mink/Kran ($ 6.000) llevó camarones y cortes de vacuno, sabrosas y XL, pero toscas, de bar de verano, lo que parece desean ser a fin de cuentas en este lugar.

Detalles como el pan frío, el pebre guardado en frío sin el frescor de lo recién hecho, copas sin repasar (se devolvieron) o un postre como el Tiramisú ($ 3.500) también grandote, pero en proporción inversa a su fineza. Donde hubo solo salmón en la carta y puesto al estilo Mediterráneo ($ 12.500) lució en un lebrillo de greda donde resaltó más el aceite y el queso sin matices de sabor, que la carne misma y el relleno de mariscos. Son todas señales tendientes para creer que Fellini desea afrontar el presente más como restobar, a lo sumo. Como todos tiene la urgencia de seguir adelante, algo respetable, pero tampoco conviene dejar de mirar una historia donde hubo méritos en clave italiana y que ahora aparecen sólo a chispazos.

De los vinos: sorprende lo elemental de su carta, apenas una veintena de etiquetas solo de viñas tradicionales y las cepas más conocidas, sin juego para algo más. Conservador por decir lo menos.

3 norte 88, Viña del Mar.
Tel. +569 95463276
www.fellini.cl

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