Desde 1903 que los chilotes echaron raíces en la antigua Pampa del Corral, hoy conocida como Coyhaique. La celebración del 16 de julio, que el santoral católico recuerda la fiesta del Carmen, fue el pie forzado que propusieron los ganadores de la tercera versión de “El Menú de Chile”, para dar cuenta de cómo la vida cotidiana de esos colonos, quienes mantuvieron las costumbres de la isla grande. Cosas como el cultivo de las papas, la crianza del chancho y su sacrificio, la doble cocción de las gallinas, entre muchas otras visiones tradicionales, costumbres del comer adaptadas a su territorios, premiadas en esta ocasión por este concurso nacional de investigación culinaria.
Verónica Mansilla Aguilar, Rocío Farías Segovia y Cristina Tapia Nieto formaron parte del equipo que consiguió este primer premio. Uno que aparte del incentivo en dinero permite que su trabajo sea publicado en una edición de 2000 ejemplares encargada por el ministerio, junto con su descarga gratuita a través de la Biblioteca Pública Digital (hágalo acá). El recorrer las vivencias de sus antepasados ayseninos se enmarca dentro del objetivo de este evento, que es mostrar la gran diversidad, pasada y presente, de la despensa y el recetario nacional.
En esta edición y aparte de las ganadoras se destacaron siete menús que van desde la cocina arriera de la zona interior de Rengo, los saberes de los restaurantes históricos de la popular Cartagena; los modos de comer en Poroma, en el altiplano tarapaqueño; la comida obrera campesina de Quilleco, en la Región del Bío Bío; también la dieta colonial de El Totoral, pueblo al interior de El Quisco; Los sabores del campo en Ranquil, en la Región de Itata; sumado a Brevalla, rescate patrimonial de la cocina irlandesa en Carahue, Región de la Araucanía.
Luego de la pausa 2020 del concurso, se trabaja ya en la versión 2021 cuyas bases se encuentran disponibles en los sitios https://patrimoniocultural.gob.cl y https://patrimonioinmaterial.gob.cl/. La propuesta ganadora se llevará el premio “El Menú de Chile” con un diploma y $2.000.000. Las menciones honrosas también se llevan un diploma y $1.000.000 por cada una.
La idea es generar equipos de trabajo, con un mínimo de tres integrantes que, de acuerdo a un comunicado del ministerio, “representarán a los diversos oficios y saberes relacionados a las cocinas patrimoniales Los equipos deberán estar conformados por productores/as agropecuarios, recolectores/as, pescadores/as, mariscadores/as, cuidadores/as de semillas, cocineros o cocineras que porten la tradición culinaria, estudiosos/as de las ciencias sociales, biodiversidad y conservación ambiental, entre otros interesados”.
El hecho de que se confirme una cuarta versión de El Menú de Chile es motivo de cierto alivio. Parecía que, tal como en otras instancias (la Política Nacional de la Lectura y el Libro), esta actividad se disolvería en los recovecos de los ajustes presupuestarios del Ministerio de las Culturas las Artes y el Patrimonio. Silenciosamente. Aunque esta actividad fuera casi la única (aparte de un libro digital sobre la Ruta del Cochayuyo) que da cuenta de la preocupación de la cartera por la gastronomía en clave pertenencia nacional.