Publicado en revista LA CAV, noviembre 2020.
El Magret de pato ($ 14.000) ofreció piel crocante, un centro algo disparejo en su punto pero intachable en la ecuación entre terneza y sabor. La carne mostró prestancia lo mismo que una Milhojas de papa de apio ($ 5.000), con delgados y uniformes cortes que resaltaban su gratinado y un gusto refrescante, primaveral. Lo anterior hizo juego con la copa frutosa de Villard Expresion pinot noir ($ 4.000) puesta enfrente
¿Es necesario algo más que aquella expresión de sencillez en los tiempos que corren?
La Mesa se promueve como “Restaurante de barrio” en sus RRSS. Y cumple con ofrecer un menú donde la sobriedad manda. En ese entorno habita desde sus inicios el dueño de casa Álvaro Romero, cuya propuesta anterior a la pandemia, antes de la revuelta, promovía el retorno al origen, a la ponderación de lo tradicional; también al control de los precios. Eso en la medida de lo posible estando en el meollo gastronómico de Vitacura. Como varios de sus colegas, suma algunos sándwiches, pero vale internarse en las ideas con las que partió su comedor, que a estas alturas tienen un aire profético.
De los entrantes, la crocancia del Frito de pollo ($ 7.000) con aderezos de kimchi y con un picante que de verdad se agradece, aportó un agradable toque oriental. Al Crudo de pescado ($ 7.000) impecable en su frescor, se le fue la olla en el limón y, si es así, más vale ponerle cebiche y tan amigos como siempre. El corte de Flat Iron ($ 9.500) llegó a punto, terso, haciendo juego con las Cebollas asadas ($ 5.000) que supieron tan deliciosas como las de su tiempo de apertura. Por otro lado, siempre alegra hallar un perfecto huevo pochado en medio de un Chupe de jaiba ($ 9.000) equilibrado entre carne y aderezos, sin excesos de queso gratinado. En el cierre, la Pavlova ($ 6.000) con texturas de naranja le dio un toque sin empalagos a la primavera.
En La Mesa previeron a su modo este presente. Entendieron que la mesura conceptual era el camino ante propuestas más alambicadas y altisonantes. Sin perder la ambición por destacar -y a estas alturas sobrevivir-, su refugio ha sido ese lugar de interiorismo modernista, cuyo servicio sigue en rodaje respecto de las nuevas circunstancias pero se hace querer. En suma, resalta uniendo sabor y compostura.
De los vinos: su carta sin ser extensa, sabe surfear con gracia entre viñas y propuestas tradicionales y otras salidas del molde, de autor. Eso se complementa con una gama de precios que no saca ojos de la cara -harto vino por botella entre $ 10.000 y $ 15.000- y una eficaz selección de vinos por copa ($ 4.000) con dos blancos y cinco tintos a diario
Dirección: Alonso de Córdova 2767, Vitacura.
Teléfono: 229297005.
Web: www.restaurantlamesa.com
Instagram: @lamesa_chile