Bar Nacional suma platos ungidos como lugares comunes en el centro de Santiago y más allá, a la vez de mantener un toque personal que los hace reconocibles. Un cierto liderazgo de sabor con peso, el que puede reconfortar el estómago y los recuerdos de igual forma, como también invitar a una buena siesta si a uno lo pilla mal parado. Por eso esta vez pedir a domicilio fue una decisión tomada con pinzas. El recuerdo suculento de su Caldo gallo, de un buen Lomo a lo pobre con media botella de cabernet sauvignon, o de unos Tallarines con un par de rodajas de carne mechada atomatada -con el mismo cabernet-, dio paso a la prudencia sin renunciar a lo clásico.
Así que un Crudo ($ 7.800) y una Consomé reina ($ 4.900) conformaron la prueba de que este lugar se embarcó en la ruta de los envíos a casa sin mayor problema. Al estar el destino a poco más de un par de kilómetros y pedir temprano, antes de las 13.00, aseguró la llegada en tiempo, forma y a la temperatura correcta, de un caldo con hartas tiritas de carne, algo de arroz, porotos verdes y un huevo que de pochado pasó a duro por la naturaleza del viaje. Un imponderable secundario respecto a un sabor que mantiene el registro de los buenos calditos reponedores de los recovecos de Santiago Centro. Más que ponerle, habría que sacarle: mucha “gordura” que tuvo algo de escena de Ratatouille pero sin la epifanía de Anton Ego: es de esas sopas sin vapor, engañadoras si están calientes y más bien pesadas si se les come por completo. Más degrasado, mucho más, quedaría a tono con los tiempos.
En el crudo el frescor corre por cuenta de la carne magra y una dupla cilantro-cebolla comedida en intensidad, lo justo para que se luzca la proteína. El jugo de limón justo y si alguien quiere más -suele pasar- un potecito invita al aliño más personal. El pan de molde llegó un poco latigudo, pero era de verdad y se pudo revivir en la hornilla sin rollos, demuestran que lo suyo es fórmula registrada, porque estilo es gusto adquirido para muchos, tanto que es replicado como quien tributa un tema de un viejo famoso (como lo hace la cadena Crudo Sin Censura).
Dos platos para un almuerzo llenador, sin dobleces; lo que se pide en esos comedores que llevan el siglo XX culinario como un tatuaje. En el caso de Bar Nacional, de la familia Canata, uno que no ha perdido ni sus formas ni sus colores con el tiempo ni el traslado a domicilio.
Pedido en la casa Matriz: Huérfanos 1151, Santiago Centro.
www.barnacional.cl
Instagram: @barnacional_
Distribuido vía Rappi.