En algún momento de mediados de mediados de la década de los ’80, en Los Vilos, los pescadores artesanales de la zona entendieron que algo debía cambiar. Eran años y años de traslados por las costas de todo Chile; y todo tras los mariscos y pescados que les daban el sustento. Una cosa era conseguirlos, pero otra cosa era el costo que implicaba: familias alejadas, padres ausentes, problemas conyugales. Eso sumado a la disminución progresiva de todos los recursos, derivada de la explotación sin control de los recursos. Es ahí donde personas como Oscar Avilez comprendieron que algo tenía que cambiar.
Él y varios otros de sus colegas, desde esos años comprendieron que el manejo sustentable era la única opción para tener una mejor vida, para ellos y para sus cercanos. Es por eso que comenzaron, desde hace ya 35 años, a establecer áreas de manejo, aunque no se llamaran así en un inicio ni fueran reconocidas por la autoridad, sino hasta muchos años más tarde. Ese testimonio pionero es el que desea dejar en claro este pescador: el rol histórico de los propios protagonistas interesados, en el cuidado de los recursos marinos.
Lo hace ahora que está preparando la temporada 2021 en Punta de Choros, el lugar donde vive desde hace ya varios años, pensando en la extracción controlada en sus dos áreas de manejo, pero también buscando las opciones para el turismo y la gastronomía de una zona, como muchas, complicada por las consecuencias de la pandemia del Covid-19. Pero a la vez lo hace con la confianza de quien ha tenido varias batallas en el cuerpo, confiando, además en el poder organizativo de los pescadores. Los mismos quienes iniciaron el cuidado del mar hace ya más de tres décadas.