Publicado en revista LA CAV, septiembre 2020.
Fuera de aflojarse o no el corsé sanitario, según pasen los días, seguirá y hasta se profundizará este ambiente medio ciborg, de personas imbricadas a sus pantallas pensando en conseguir cierto disfrute fuera del día a día culinario. Ahí un buen servicio a distancia aliviana la carga del confinamiento. Ayuda en ese sentido que en restaurante Eladio, el recepcionista de los pedidos se afane en entregar todas las facilidades para que un pedido llegue en tiempo y forma, pese a no estar dentro del área de cobertura permitido por las aplicaciones de entrega de comida. Por lo demás, otro corsé.
Que un servicio a escala humana se cuele entre la indisimulada parquedad del delivery se agradece. Recuerda en cierto sentido el aura pionera de este restaurante; buen servicio y ofrecer con sencillez y eficiencia de lo bueno, bonito y conveniente, en versión carne a la parrilla.
No se pierden: carne para el paladar promedio santiaguino. Por llegar más lejos de lo conveniente, se perdona tener que apuntalar su plato principal -el Bife chorizo en este caso por $ 11.250- con el calor de una hornilla eléctrica (no microondas, por favor), y así resaltar la soltura tersa de su textura, el sabor y aroma de grasita tostada a la parrilla, que devuelve a la vez un halo de nostalgia de su amplio comedor. Advertencia: vale pedirlo bajo una cocción a punto para que llegue, al menos, tres cuartos al destino final. El buen gusto se extendió a un Pollo al pil pil ($ 5.980) inundado en un aceite grato picor y con notas de laurel y ajo anudadas en un ahumado delicado. La carta es amplia en el ítem cárnico: brochetas, hamburguesas, arrollados huasos, lomos, filetes. Difícil perderse.
En lo que rodea la carne, el Antipasto ($ 4.860) resultó una previa curiosa: un escabeche de ajo, apio, champiñones, pimentones, laurel, alcaparras, de acidez profunda y la verdad, destemplada: pero alcanzo para darle contrapunto a la grasitud ambiente. A corregir: habas reblandecidas, sosas, que merecían el maquillaje de un aliño suave; una torta merengue lúcuma ($ 2.980) escuálida y más cremosa que sabrosa, más un pisco sour ($ 4.340) con demasiado prensado de limón, o sea, con un amargor que sin duda se puede moderar. Vaivenes de una travesía donde la carga principal, la de las carnes, cumple a la altura de su historia.
Dirección: Av. Ossa 2234, La Reina.
Teléfono: +569 95304537
Consumo promedio: $ 20.000
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