Por @vinopatrimonial
El tradicional vino de Georgia, de una cepa blanca vinificada en maceración con sus pieles se llama así: vino ámbar. Así cómo este nombre de esta etiqueta, que designa aquella resina que fosilizada se transforma en un cuerpo sólido.
Cárabe, proyecto de la mano de Ricardo Baettig y Carlos Spoerer, si bien consta de dos etiquetas, en esta ocasión se probó la versión venida desde Casablanca, 100% pinot gris. En Europa la cepa es usada para este tipo de vinificación de vinos naranjo, llamada también skin contact wine. En este caso el proceso es producido en tinajas y solo con levaduras nativas, con orujos en contacto con el mosto por más de 4 meses. Eso le aporta un hermoso y atractivo tono ocre anaranjado, así como una sólida estructura.
Como el ámbar, la riqueza de gama de tonos de Cárabe varía entre el amarillo, naranjo, rosado. Y cierta cantidad de luz entrega un rosado lila. Algo tímida en nariz, se abre paso con una buena acidez base que entrega tensión en boca, la que habla por cierto de su valle de origen, con notas que por capa aparecen elegantemente entregando mandarina, membrillo verde, melón calameño fresco.
Se muestra lúdico, pero es algo más complejo de que lo que se intuye en su primer ataque. Interesante etiqueta que soportaría agradablemente un tataki de atún fresco o una chiffonade de jamón ibérico con láminas de melón.
Esta mitad del proyecto Baettig-Spoerer invita a probar la segunda parte proveniente de Itata y que une semillón y moscatel. Ya iremos por ella. Interpreto que entre ambas etiquetas existe una interesante conversación enológica que complementa un todo. Una habla del ejercicio una tradición local en un valle histórico; la otra apela a una inspiración proveniente de una tradición de Europa bordeando Asia y el Mar Negro. De allá mismo dónde proviene el ámbar.
Cárabe de Casablanca
100% pinot gris
Valle de Casablanca
Precio de referencia: $ 13,500
Disponible en @vino.natural o @edwardsfinewines