Desde mis primeros vinos he optado por elegir beber los más alocados, los que considero fuera de serie y ojalá toparse con alguno que ni siquiera he visto. Desde que vi el naranjo de la viña González Bastías, supe que era de todo mi estilo.
¡Sí! Tal como existen blancos, tintos y rosé, hay naranjos por todo el mundo, también en Chile. Como en todo vino, el color proviene de tras el proceso de maceración y fermentación. En este caso su tonalidad deriva del largo contacto que el mosto tuvo con las pieles de las tres variedades con las que se elabora este ejemplar: moscatel rosada, torontel y país.
La fruta proviene desde parras de más de 200 años de antigüedad, ubicadas en la ribera sur del río Maule, a la altura de la estación de trenes González Bastías, parte del último ramal ferroviario existente en Chile, ese que une Talca y Constitución. Ese factor territorial y la enorme experiencia de esas plantas, se deja sentir en unos vinos que son una alfombra roja de frescor, que antecede y prepara el paladar para sentir una intensa sensación floral, sumada a una frutosidad que acompaña por largos minutos en boca. El tanino es terso y elegante, poco visto en otras etiquetas de sello campesino, con cosecha manual y molienda en zaranda.
Se recomienda beber a 11°C y acompaña perfectamente un pescado de grasitud alta; o quesos maduros sin dejar de lado una simple conversación. Se bebe solo.
Naranjo, González Bastías 2017
Valle del Maule.
50% moscatel rosada, 40% torontel, 10% país.
Más información en www.vinosgonzalezbastias.com
Precio de referencia: $ 11.000 (vía @alangrudsky)