Ante la emergencia desatada por el coronavirus, el mercado nacional de restaurantes comienza a reaccionar, o más bien a resignarse ante un cierre temporal en una buena cantidad de sus locales. O quizá todos, dependiendo de la realidad y las decisiones de las autoridades. Una visión necesaria ante la contingencia y por supuesto nada fácil. Muchos comedores han visto reducidos sus ingresos ante los sucesos de los últimos meses, derivados del estallido social, por lo que ahora y ante una bajada de cortina masiva, el futuro cercano les aparece todavía más incierto.
Algunos ya bajaron la cortina. Comedores como Capri, dedicado a la cocina chilena tradicional en Valparaíso, anunció su cierre por tres semanas, “…para proteger a nuestro personal y a nuestros queridos parroquianos. Es una decisión difícil pero ahora más que nunca.”, indicaron en su cuenta de twitter @RestoranCapri. Decisión similar han tenido otros tantos. En Santiago, en específico en Barrio Italia lo hizo pizzería La Argentina; algunas cuadras más al oriente ya lo hicieron Bar La Providencia, como también en esa misma comuna 99 Restaurant, entre otros. Eso sumado a una buena cantidad de lugares en barrio Patronato, en La Florida donde no funcionan ni cines ni patios de comida por decisión municipal, a lo que se suma Borderío en Vitacura, que desde este 17 de marzo cierra todos sus locales de manera preventiva, lo mismo que La Dicha en Galería CV de Alonso de Córdova.
Otros aun no deciden un cierre voluntario, quizá a la espera de que lo determinen los acontecimientos o la autoridad. Ocurre con grupo Mil Sabores cuyas marcas como Tanta, Panchita, La Mar, La Sanguchera del Barrio, Take a Wok y Barra Chalaca, entre otras, de momento siguen abiertas, implementando medidas extra limpieza para empleados y clientes. Algo parecido ocurre en lugares como los restaurantes Japón (en Santiago Centro y Vitacura) donde bajaron la cantidad de mesas, distanciándolas, sumado al uso de guantes, evitar el oshibori (la toallita caliente que ofrecen de entrada) sumado al recorte del horario de funcionamiento. Medidas similares tomó Meze, el parador turco de avenida Manuel Montt, en Providencia, mientras que espacios como Mulato en Barrio Lastarria y Comedor Central en Plaza de Armas de Santiago, continuan operando.
La hotelería también toma medidas, como es el caso de hoteles Cumbres -Lastarria, Vitacura, Puerto Varas y San Pedro de Atacama- cuyos servicios de bares y restaurantes ya están dirigidos únicamente a los huéspedes del hotel, en tanto dure la emergencia.
Para enfrentar el panorama muchos restaurantes han reorientado su trabajo hacia el reparto a domicilio. Lo hace Pilar Rodríguez en Colchagua, quien en medio de la época de vendimia decidió enfocarse en sus línea de productos al vacío “to-go” que reparte en esa provincia y en Santiago. Lo mismo realizan desde la semana pasada Carolina Bazán y Rosario Onetto de Ambrosía Bistró. Algo similar hacen en De Patio, de Benjamín Nast, que este lunes cerró “indefinidamente aunque espero que sea por el menor tiempo posible”, dice. A cambio se llevó la cocina de su restaurante ñuñoíno De Calle para realizar repartos a domicilio. Por su lado el bar de vinos Barrica 94 se encuentra operando como delivery para Lo Barnechea y Vitacura con promociones asociadas al reparto.
Un ambiente que viene a reconfigurar, una vez más, el panorama de la cocina pública nacional.