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Café Amaranto: Araucanía ecléctica y sabrosa

El ambiente es sencillo, no se disfraza de nada: se trata de un café turístico, de dos pisos con terrazas, poblado con mesas de madera firme.

El ambiente es sencillo, no se disfraza de nada: se trata de un café turístico, de dos pisos con terrazas, poblado con mesas de madera firme. Está en un lugar que despierta poco a poco y con el correr de los años, a su destino como pivote para conocer algo de la deliciosamente boscosa Araucanía Andina. El flujo de chilenos, argentinos y otros tantos por esa calle larga y poco más que es Curarrehue, le da una oportunidad a Café Amaranto primero de subsistir. Luego de marcar diferencias. Lo hace a través de una cocina que ocupa mucho del producto de la zona, para crear una cocina donde hay sabor y honestidad mestiza.

A veces mezcla insumos libremente; en otras se apega a tradiciones locales y a proyectar conceptos como la colaboración territorial, desarrollo local, soberanía alimentaria. Ideas fácilmente plasmadas en cualquier papel, que allí se cumplen. Quien escribe fue testigo de cómo llegaba la charcutería casera al local, pero sobre todo por una propuesta culinaria que sostiene el discurso. Cosas como las pastas de ají con pan hecho en casa; o el jugo recién elaborado de arándanos, que muy fruto pop y reciente será, pero está en la zona. Esa fue la antesala a una Crema de hongos ($ 5.000) de sabor intenso, quizá mezcla de producto fresco y seco, con un toque de crema y leche evidente que más bien fue complemento en la textura que protagonista del plato.

Luego hay 11 platos de fondo, con opciones vegetarianas, carnes de caza y el sempiterno y polémico salmón. Como es zona mapuche, valió la pena comer una inspiración local: Yoko Amaranto ($12.000), carne de caballo cocinada con paciencia, deshilachada, acompañada de un guiso de mote con algo (nada) de queso y una mezcla de changles con digüeñes. Al tener poco ligue cremoso se resaltó el sabor de los hongos, que apalancaron el gusto de una carne intensa, a la que se sumaron piñones que le dieron más sabor a bosque, a tierra húmeda. Tremendo plato.

Posee platos para compartir: tablas, patés, montaditos, bruschettas; también pastas y ensaladas. Parte de un listado internacional de formatos, propios de cualquier restaurante de turismo, bajo un sello local que no debería sorprender pero lo hace. Café Amaranto no rehúye de su condición de parador para visitantes sino todo lo contrario. Y esa prestancia honesta, vale.

Ruta 199 (Bernardo O’Higgins) 635, Curarrehue, Región de la Araucanía.

Tel. 973786508

@amaranto_curarrehue

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