Al morder la alita de pollo aparece una paleta de tonos picantes o agridulces, aparte de la salazón tradicional. Se trata del toque extra aportado en Gallo Negro, un pequeño local en la periferia del centro de Rengo. Es raro que una pollería de barrio tenga tanto juego de sabores; más si está en una ciudad pequeña y enhorabuena. Pocas veces se da tanta descentralización de un buen gusto; sobre todo dentro del amplio e desesperadamente uniforme universo del pollo asado.
Esas sensaciones también suenan a reivindicación. La soñada y concretada por una pareja que se imaginó otra realidad lejos de Santiago, rehabilitando una casa familiar hasta hacerle espacio a su negocio y a su vida en común. Por eso de momento es pequeño, muy estiloso, como un emporio que podría estar en la zona turística de cualquier gran ciudad. Eso a la espera de convertirse en un restaurante y no apenas una tiendita con tres mesas. Les alcanza hasta ahora, porque lograron equilibrar lo imprescindible: precio y calidad. Desde $ 2.300 se consigue un cuarto de pollo, con un adobo de fórmula secreta -era que no- donde la carne reposa de un día para otro. Allí parten las diferencias, siguiendo por ejemplo en la calidad de las aves. Tres niveles que parten con el pollo industrial, ”para competir con el resto de los locales” cuenta Sebastián Mardones, a cargo de la cocina y con pasado en restaurantes como Europeo de Vitacura. Luego el mejor alimentado, de granja, hasta llegar al pollo de grano de alimentación orgánica, que se cocina por encargo y entero. Vale $ 12.500.

Hay alitas picantes, otras agridulces y otras en un delicado aderezo alimonado ($ 4.500 las seis unidades). Una bandeja enorme de piernas crocantes, bien crocantes ($ 6.300 las seis), sumado a media docena de papas fritas desde las simples ($ 1.500) a saborizadas con prietas, con vegetales encurtidos, un pil pil con trozos de pollo. La lista se complementa con costillares, plateadas de vacuno, pollos al coñac (también cocinados por encargo), una paila de huevos de campo con longaniza y verduras ($ 4.500) que sacan de la modorra a la manera de asar aves y otras carnes, en una ciudad donde las novedades gastronómicas se dan de tanto en tanto, como si fueran cometas. Acá nació, hace ya más de un año, una opción de esas que merecen un desvío en la ruta.
Carlos Condell 219, Rengo.
Tel. 996944988.
